Hace unas semanas vivimos una experiencia que nos recordó lo fundamental que es detenernos un momento en el camino laboral para mirarnos, reconocernos y reencontrarnos como personas. Junto a una gerencia de finanzas (40 personas aprox.), compartimos una jornada de integración.

Desde el inicio se percibía cierta mezcla de expectativas y cautela. Sin embargo, avanzaron los minutos y las risas aparecieron, los cuerpos comenzaron a moverse, y las conversaciones con sentido comenzaron a fluir de manera espontánea. Fue como si el equipo se quitara de encima la formalidad cotidiana para habitar un espacio distinto: más cercano, más humano.

Lo que emergió a lo largo del encuentro no fue simplemente “pasarlo bien” (aunque ciertamente lo hicimos), sino la posibilidad de comunicarnos de manera distendida, reconocernos desde la confianza y recordar que trabajar en equipo es, antes que nada, trabajar con personas.

Las dinámicas que facilitamos fueron abriendo espacio a la creatividad, a la risa y al apoyo mutuo.  En esta línea, el psicólogo norteamericano Edgar Schein (2017) planteó sobre la cultura organizacional que los equipos se fortalecen cuando comparten experiencias significativas que generan confianza y sentido de pertenencia. En otras palabras, no basta con reuniones formales o con metas bien definidas; se necesitan hitos experienciales que marquen la memoria colectiva y se conviertan en anclas de colaboración futura.

Esta jornada se transformó en uno de esos hitos. Las personas no solo recordarán haber trabajado en conjunto, sino el hecho de haber reído juntas, de haber compartido gratitud, de haber escuchado y dicho cosas que en el día a día no siempre encuentran espacio. Daniel Goleman (2013), en su propuesta, señala que la confianza y la empatía son la base de la inteligencia emocional colectiva, y sin ellas no es posible sostener equipos saludables ni resilientes.

Al cerrar, quedó la sensación de haber creado algo valioso: un espacio de pertenencia. Los comentarios finales lo reflejaron: “nos divertimos”, “nos conocimos más”, “logramos comunicarnos de otra manera”. Y nosotros, como facilitadores, renovamos la idea de que en las organizaciones, más allá de los resultados financieros o los indicadores de gestión, lo que verdaderamente sostiene el trabajo es la calidad de los vínculos humanos.

Si quieres generar en tu organización experiencias que fortalezcan la confianza, la comunicación, el sentido de pertenencia, u otros temas, conversemos. Me encantaría acompañarte a diseñar un hito de integración que deje huella en tu equipo.


Descubre más desde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.