Una persona renuncia a su trabajo buscando un nuevo rumbo, pero a las semanas siente dudas, ansiedad y un inesperado deseo de volver atrás. Un estudiante empieza una carrera motivado, pero a mitad del semestre se siente frustrado y perdido. Un equipo recibe con entusiasmo una nueva metodología, pero al poco tiempo aparecen resistencias, desánimo y falta de cohesión.

Estos ejemplos tienen algo en común: el cambio no se vive como una línea recta hacia el éxito, sino como un recorrido emocional complejo, lleno de avances, retrocesos, entusiasmo, miedo y resignificación.

Seguir leyendo «La curva del cambio de John Fisher»