En diciembre de 2019, llevamos a cabo un proceso de coaching sistémico de equipos con un grupo de 10 profesionales de una institución de educación superior. Durante 12 horas distribuidas en cuatro jornadas, diseñamos un espacio de aprendizaje integral, basado en la metodología de coaching sistémico. Este enfoque promueve el desarrollo de organizaciones abiertas al aprendizaje, nos permitió trabajar en las dimensiones mental, emocional y corporal de los participantes.

Una mirada sistémica al desarrollo de equipos

El coaching sistémico de equipos parte de la premisa de que los equipos no solo son grupos de personas, sino sistemas interconectados donde las acciones individuales afectan el todo. Inspirados en Senge (2006), trabajamos para que las y los participantes reconocieran estas interconexiones, fomentando un liderazgo más consciente y colaborativo.

Complementamos este enfoque con herramientas propuestas por autores como Goleman (Inteligencia social, 2006), quien destaca la importancia de las relaciones humanas en el desempeño colectivo, y Echeverría (La empresa emergente, 2000), quien subraya la relevancia de la confianza y la transformación organizacional en los equipos de alto rendimiento.

Durante las sesiones, exploramos preguntas profundas y dinámicas reflexivas que permitieron a los participantes identificar desafíos, reconocer sus fortalezas y comprometerse con un desarrollo continuo. Como señala Maturana (1997), “el cambio en los sistemas humanos surge desde la conversación y la conexión”.

Metas SMART: Del pensamiento estratégico a la acción concreta

Uno de los momentos clave del proceso fue la formulación de objetivos utilizando la metodología SMART. Esta herramienta les permitió a los participantes convertir reflexiones abstractas en objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y temporales, alineados con sus roles y las metas de la organización.

Si deseas profundizar en esta metodología, te invitamos a explorar esta publicación dedicada al modelo SMART. Allí encontrarás un recurso práctico que te guiará en la creación de objetivos claros y alcanzables para tu desarrollo personal y profesional.

Reflexiones finales: Un cierre transformador

En la última jornada, culminamos el proceso con un ejercicio especial. Invitamos a tres integrantes a compartir sus aprendizajes frente a cámara, respondiendo preguntas clave:

  1. ¿Qué descubriste sobre tu rol en el equipo?
  2. ¿Qué herramientas del proceso te resultaron más útiles?
  3. ¿Qué compromiso asumes para contribuir al éxito del equipo?

Estas reflexiones finales no solo fortalecieron el compromiso del grupo, sino que también generaron un poderoso sentido de propósito y dirección.

Un aprendizaje que trasciende

Este proceso reafirma nuestra convicción de que el trabajo en equipo es un arte que se construye desde la conexión, la confianza y la acción consciente. Acompañar a este grupo fue un privilegio y un recordatorio de la importancia de integrar herramientas sistémicas, emocionales y estratégicas para el desarrollo organizacional.

Si tu organización está buscando formas de potenciar la colaboración y el liderazgo, no dudes en contactarnos. ¡Juntos podemos crear espacios de aprendizaje transformador!


Referencias

  • Echeverría, R. (2000). La empresa emergente: La confianza y los desafíos de la transformación. Granica.
  • Goleman, D. (2006). Inteligencia social. Kairós.
  • Maturana, H., & Varela, F. (1997). El árbol del conocimiento: Las bases biológicas del entendimiento humano. Lumen.
  • Senge, P. (2006). La quinta disciplina: El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje. Granica.


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