Las emociones están intrínsecamente relacionadas con nuestra percepción del tiempo. A menudo, nos encontramos atrapados en recuerdos del pasado, sumergidos en el presente o proyectando nuestras preocupaciones hacia el futuro. Esta relación entre emociones y temporalidad influye en nuestro salud mental, en la toma de decisiones y en la conformación de nuestra identidad. Comprender los mecanismos neurocientíficos y psicológicos que subyacen a esta dinámica es fundamental para gestionar nuestras emociones de manera efectiva y alcanzar un mayor bienestar.
A lo largo de esta publicación, exploraremos cómo ciertas emociones nos anclan en distintas dimensiones temporales, qué implicaciones tienen para nuestra vida cotidiana y cómo podemos utilizar estrategias para regularlas y fortalecer nuestra identidad.
Emociones y el pasado: la trampa de la rumiación
La tristeza, la nostalgia y la culpa son estados emocionales que tienden a mantenernos anclados en el pasado. La rumiación, definida como el proceso de pensar repetitivamente en eventos pasados sin llegar a una resolución, ha sido asociada con la activación de regiones cerebrales como la corteza cingulada y la amígdala (Panksepp, 1998; Damasio, 2018). Estas áreas están implicadas en la evaluación de experiencias pasadas y en la modulación de la memoria emocional.
Si bien recordar eventos pasados puede ser beneficioso para el aprendizaje y la construcción de nuestra identidad, cuando esta revisión se torna obsesiva, puede conducir a estados de malestar prolongado y a trastornos como la depresión. La clave radica en aprender a resignificar el pasado, extrayendo aprendizajes sin quedar atrapados en él.
Emociones y el presente: el poder de la atención plena
El presente es el espacio donde se experimenta la calma, la alegría y la gratitud. Las prácticas de atención plena (mindfulness) han demostrado ser efectivas para reducir la rumiación y favorecer una conexión más saludable con el momento actual. Investigaciones han encontrado que la meditación reduce la actividad de la red neuronal por defecto, responsable de la divagación mental y la proyección hacia el pasado y el futuro (Kabat-Zinn, 1990).
Cuando nos enfocamos en el presente, nuestra percepción de bienestar aumenta y desarrollamos una mayor capacidad para regular nuestras emociones. Además, cultivar estados de gratitud y alegría nos permite fortalecer nuestra identidad, ya que estas emociones refuerzan una visión positiva de nosotros mismos y de nuestra historia personal.
Emociones y el futuro: ansiedad y anticipación
El miedo, la ansiedad y la incertidumbre nos proyectan hacia el futuro, generando preocupaciones constantes sobre lo que podría ocurrir. Desde una perspectiva neurobiológica, la activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) y la liberación de cortisol durante episodios de ansiedad refuerzan la hiper-vigilancia y la sensación de amenaza (LeDoux, 1996).
Si bien la anticipación de escenarios futuros es una habilidad adaptativa, cuando se torna excesiva puede generar sufrimiento e inhibir la acción. Aprender a gestionar la ansiedad mediante técnicas de regulación emocional, como la respiración consciente y la reestructuración cognitiva, permite un equilibrio entre la planificación y la serenidad.
La gestión de las emociones y la conformación de la identidad
El modo en que nos relacionamos con nuestras emociones a lo largo del tiempo tiene un impacto directo en la construcción de nuestra identidad. Las experiencias pasadas, las emociones presentes y nuestras expectativas futuras configuran la narrativa personal con la que nos definimos.
Según Antonio Damasio (2018), la identidad se construye a partir de la memoria autobiográfica y la regulación emocional, procesos que están mediados por la interacción entre la corteza prefrontal y el sistema límbico. De este modo, una adecuada gestión emocional no solo fortalece nuestro bienestar, sino que también nos permite desarrollar una identidad más cohesionada y resiliente.
Estrategias prácticas
Para lograr un equilibrio entre el pasado, el presente y el futuro, es fundamental adoptar estrategias que faciliten la regulación emocional y el autoconocimiento. Algunas prácticas recomendadas incluyen:
- Mindfulness y meditación: Para anclar la atención en el presente y reducir la divagación mental.
- Escritura reflexiva: Para resignificar experiencias pasadas y extraer aprendizajes.
- Planificación con flexibilidad: Para enfrentar la incertidumbre sin caer en la ansiedad excesiva.
- Técnicas de regulación emocional: Como la respiración profunda y la reestructuración cognitiva.
Gestionar nuestras emociones en relación con la temporalidad no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos permite construir una identidad más sólida y significativa.
Las emociones y el tránsito del tiempo: un jardín interior
La relación entre emociones y temporalidad no solo ha sido objeto de estudio en la neurociencia y la psicología, sino también una inspiración en el arte. Un ejemplo notable es El jardín de las delicias (1500-1505) del pintor neerlandés Hieronymus Bosch (El Bosco), una obra que visualiza el transcurrir del tiempo en tres dimensiones: el pasado, representado por el Edén; el presente, como un espacio de gozo y efímera euforia; y el futuro, simbolizado por un destino incierto y caótico. Del mismo modo, nuestras emociones pueden anclarnos en cada uno de estos tiempos: la tristeza y la culpa nos retienen en el ayer, la gratitud y el flow nos sitúan en el presente, mientras que la ansiedad y el miedo proyectan nuestras preocupaciones hacia el porvenir. Así como Bosch nos invita a reflexionar sobre el destino de la humanidad, la gestión de nuestras emociones nos permite reconocer en qué tiempo vivimos y cómo queremos habitarlo, configurando así nuestra identidad.


Referencias
- Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas: la vida, los sentimientos y la creación de la cultura. Ediciones Destino.
- Kabat-Zinn, J. (2016). Vivir con plenitud las crisis. Editorial Kairos.
- LeDoux, J. (1999). El cerebro emocional. Planeta.
- Panksepp, J. (1998). Neurociencia Afectiva: Los Fundamentos De Las Humanas. Oxford University Press.
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