Los juicios son una actividad constante y fundamental en la experiencia humana. A través de ellos, evaluamos personas, situaciones y fenómenos, construyendo una interpretación del mundo que influye decisivamente en nuestras emociones, comportamientos y relaciones.
Sin embargo, a menudo confundimos los juicios con afirmaciones objetivas, lo que puede generar conflictos, malentendidos y limitaciones personales. Por ello, comprender la naturaleza de los juicios y su distinción con respecto a otros actos del habla es clave para desarrollar una comunicación más consciente y efectiva.
A continuación, exploraremos desde una perspectiva ontológica y lingüística qué son los juicios, su impacto en nuestra experiencia, y cómo podemos transformarlos para favorecer nuestro bienestar y crecimiento personal.
Definición y fundamentos conceptuales
Según la ontología del lenguaje, propuesta por Rafael Echeverría (2000), el lenguaje no solo describe la realidad sino que la genera a través de actos que crean mundos. Entre estos actos, los juicios se entienden como evaluaciones interpretativas que hacemos sobre la realidad, y se diferencian de otros actos del habla como las afirmaciones y las declaraciones.
Juicios vs. afirmaciones
- Una afirmación se refiere a una proposición objetiva y verificable sobre hechos. Por ejemplo, “El agua hierve a 100°C” es una afirmación que puede comprobarse científicamente.
- En contraste, un juicio es una interpretación subjetiva que involucra creencias, valores y emociones, por ejemplo, “Esa persona es confiable” o “Hoy es un buen día”. Como señalan Austin (1962) y Searle (1969), los juicios forman parte de los actos ilocucionarios que constituyen un compromiso personal respecto a una valoración.
Juicios fundados e infundados
- Un juicio fundado se basa en evidencia, experiencia y coherencia interna.
- Mientras que un juicio infundado surge de prejuicios, generalizaciones o creencias no verificadas, y puede limitar la percepción y la acción (Echeverría, 2003).
El impacto de los juicios en la experiencia humana
Los juicios influyen en cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos, condicionando nuestras emociones y comportamientos. Por ejemplo, un juicio negativo persistente puede generar sentimientos de inseguridad o rechazo, mientras que un juicio positivo puede abrir posibilidades de confianza y colaboración (Siegel, 2012).
Además, los juicios moldean nuestros patrones de pensamiento y pueden convertirse en creencias limitantes si no se cuestionan críticamente. Desde la neurociencia, Barrett (2017) explica que nuestras emociones y percepciones están estrechamente ligadas a las interpretaciones cerebrales, por lo que transformar los juicios implica también un trabajo corporal y emocional.
Estrategias para transformar los juicios
La transformación de los juicios comienza con la conciencia reflexiva. Adoptar un observador interno que identifique cuándo se emite un juicio y qué fundamentos tiene es muy importante. Algunas prácticas recomendadas incluyen:
| Estrategia | Descripción | Ejemplo | Sugerencia |
| 1. Distinguir juicios de afirmaciones | Reconocer que los juicios son interpretaciones, no hechos objetivos. Separar datos observables de opiniones. | “Juan siempre llega tarde” (juicio) vs. “Juan llegó 3 veces tarde esta semana” (afirmación). | Entrena tu lenguaje: cuando hagas una afirmación, pregúntate “¿esto puede ser verificado por otros?” |
| 2. Explorar el fundamento del juicio | Preguntarse en qué se basa el juicio: ¿es fruto de experiencia directa, prejuicio, creencias heredadas o emociones? | “Mi jefe no confía en mí”… ¿Se basa en acciones específicas o en mi inseguridad? | Examina tus juicios más recurrentes. ¿Cuáles tienen fundamentos reales? ¿Cuáles son suposiciones? |
| 3. Comprender la emocionalidad asociada | Cada juicio suele estar teñido por una emoción: resentimiento, miedo, admiración, desprecio, etc. | Juicio: “Esa persona es arrogante”. Emoción: molestia, inseguridad. | Al identificar un juicio, pregunta: “¿Qué emoción lo sostiene?” y “¿Qué me revela sobre mí?” |
| 4. Ampliar la perspectiva de las cosas | Todo juicio es emitido desde una perspectiva particular. Reconocer su parcialidad y abrirse a otros puntos de vista. | “Ese estilo de liderazgo no sirve” puede provenir de una experiencia negativa puntual. | Pide retroalimentación, conversa con otras personas y reflexiona sobre tu lente personal. |
| 5. Evaluar la validez de los juicios | Algunos juicios pueden ser legítimos si están bien fundados y sirven al aprendizaje. Otros son dañinos o estériles. | “Mi colega no entrega a tiempo” puede ser útil si invita a una conversación constructiva. | Pregúntate: “¿Este juicio me sirve para crecer o solo me limita?” “¿Qué tipo de relación construye este juicio?” |
| 6. Transformar el juicio en posibilidad | Reformular el juicio de forma que abra opciones de aprendizaje, diálogo o acción. | De “soy malo comunicando” a “puedo desarrollar nuevas habilidades comunicativas”. | Usa la estructura: “Hasta ahora he… pero estoy dispuesto a…” |
| 7. Revisar juicios sobre uno mismo | Los juicios personales son especialmente poderosos. Requieren cuidado, compasión y revisión constante. | “No soy creativo” puede ser una sentencia limitante basada en estándares rígidos. | Sustituye la crítica por curiosidad: ¿cómo sería verme desde una mirada más compasiva y evolutiva? |
| 8. Establecer conversaciones honestas | Conversar sobre los juicios con otros, desde el respeto y la intención de comprender, no de acusar. | “Tengo el juicio de que no me escuchas en las reuniones. ¿Puedo compartirlo contigo?” | Practica el lenguaje de la responsabilidad emocional: “Yo observo… yo interpreto… yo necesito…” |
Reflexión consciente sobre mis juicios
Los juicios son actos fundamentales que conforman nuestra visión del mundo y moldean nuestras experiencias. Reconocer su naturaleza interpretativa, diferenciándolos de las afirmaciones objetivas, nos permite tomar mayor responsabilidad sobre ellos y ejercer un mayor control sobre nuestras reacciones emocionales y sociales.
Te invito a preguntarte:
- ¿Cuáles son los juicios que sostengo con mayor frecuencia sobre mí mismo/a y sobre otros/as?
- ¿En qué medida esos juicios me abren o cierran posibilidades de acción y aprendizaje?
La reflexión consciente y la transformación de juicios infundados son pasos esenciales hacia una comunicación auténtica, relaciones más saludables y un aprendizaje significativo.
¿Estás listo/a para trabajar con más conciencia sobre los juicios que te habitan?… Te invito a descargar la ficha de autoaprendizaje “Identidad y juicios: una nueva forma de ser”.
El juicio eterno: sentencia final
La imagen que aparece a continuación corresponde al «Juicio de Osiris», donde se representa gráficamente el ritual del «pesado del corazón». Osiris, dios egipcio de la resurrección, presidía la sentencia final para cada difunto. En este ritual, el corazón del fallecido, símbolo de la consciencia y la moralidad, era colocado sobre una balanza para ser evaluado.
- Si la sentencia era positiva, el difunto accedía a la vida eterna en los campos de «Aarau», reservados para quienes habían tenido una conducta intachable.
- Sin embargo, si el juicio era negativo, el corazón era devorado por «Ammyt», la temible devoradora de los muertos, castigando al fallecido con una segunda muerte: el olvido definitivo.
Este mito ancestral nos invita a preguntarnos con humildad y valentía:
- ¿A qué juicios mortales nos hemos sentenciado en nuestra propia vida?
- ¿Hay evaluaciones internas que nos limitan, que nos impiden acceder a nuestros “campos de Aarau” personales, es decir, a estados de mayor plenitud y autenticidad?
Tomar conciencia de estos juicios y aprender a transformarlos es un acto de liberación y renacimiento, tan vital como el que simbolizaba el antiguo juicio de Osiris.

Referencias
- Austin, J. L. (1962). Cómo hacer cosas con palabras. Oxford University Press.
- Barrett, L. F. (2017). Cómo se crean las emociones: La vida secreta del cerebro. Houghton Mifflin Harcourt.
- Echeverría, R. (2003). Ontología del lenguaje: una teoría de la acción comunicativa. Santiago: Dolmen Ediciones.
- Searle, J. R. (1969). Actos de habla: un ensayo sobre la filosofía del lenguaje. Cambridge University Press.
- Siegel, D. J. (2012). La mente en desarrollo: cómo las relaciones y el cerebro interactúan para moldear quiénes somos (2nd ed.). Guilford Press.
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