Las emociones básicas son universales, viven en todas las culturas. Además, están presentes desde el nacimiento, son contagiosas y provocan una reacción involuntaria en la persona que experimenta la emoción. Las emociones básicas tienen una alta importancia en la adaptación de la persona a su entorno como la sobrevivencia, la procreación, defenderse, entre otros.
Características generales
La literatura especializada señala que las emociones básicas son respuestas automáticas del cerebro ante determinados estímulos relevantes para la supervivencia y el bienestar humano.
Las emociones hablan sobre el momento presente de cada persona, del aquí y el ahora. Las emociones son pasajeras y transitorias, irrumpen con mucha intensidad y poca duración. Químicamente duran 90 segundos.
António Damásio, reconocido neurocientífico y médico neurólogo de origen portugués, señala que las emociones son complejas colecciones de respuestas químicas y neuronales que regulan al organismo para actuar frente a un fenómeno determinado. Las emociones se desencadenan de forma automática y son fundamentales para la supervivencia.
Las emociones constan de cinco componentes: expresión motora, componente cognitivo, componente neurofisiológico, componente motivacional y la experiencia subjetiva. Cada uno tiene funciones específicas y dependen de diferentes subsistemas del organismo (Mulligan y Scherer, 2012).
El estudio de la dimensión emocional humana es diverso, amplio y en ascenso. Diferentes autores han definido cuáles y cuántas son las emociones básicas según las clasificaciones adoptadas en sus investigaciones. A continuación, se entregan algunas características generales de cuatro emociones básicas: el miedo, la rabia, la alegría y la tristeza.
La rabia
En el cuerpo se expresa con un aumento de la frecuencia cardiaca, la respiración es agitada, por nariz (como «aserruchando») la visión periférica se reduce y se concentra en un punto focal, la musculatura se contrae, generalmente se grafica con los puños y la mandíbula apretada. La dirección del cuerpo es hacia adelante, ampliando el territorio con el cuerpo. La temperatura física aumenta.
Aparece cuando se experimenta una situación que se interpreta como injusta. Cuando una persona cree que dicha situación está siendo injusta y debería ser abordada de otra forma. Tiene relación con la dignidad personal/social y sentido de justicia.
La rabia establece límites sin agredir, revela la firmeza de las propias decisiones y convicciones. Enuncia con claridad los propios deseos y necesidades.
La rabia ayuda a perseverar, luchar, reaccionar frente a un abuso, manipulaciones o engaños. La rabia facilita la concreción de las acciones ya que dispone a la persona hacia la resolución.
Cuando la rabia se prolonga en el tiempo se convierte en “resentimiento”, y cuando esto ocurre se transforma en un estado de ánimo: la persona se convierte en esa emoción por un tiempo prolongado.
La tristeza
En el cuerpo la tristeza expresa con una disminución de la frecuencia cardiaca, la respiración es lenta, como un suspiro profundo que se suelta abruptamente, la temperatura del cuerpo disminuye, la disposición corporal es hacia abajo y hacia adentro.
El cuerpo es más pesado, más lento (como arrastrando los pies). Los hombros y la mirada van hacia abajo, y aparece la sensación de pecho hundido. La musculatura es hipotónica. La conducta tiende hacia el aislamiento, las personas se aíslan del entorno para estar consigo mismos/as.
Aparece cuando se experimenta una pérdida (de un ser querido, de un trabajo, de una pareja, de un privilegio, perder la juventud, etc.). La tristeza conecta con aquello que se cree valioso e importante.
También, la tristeza hace que la persona conecte con el sentido de la vida. En la tristeza se tiene la oportunidad de reflexionar consigo mismo/a para encontrarse en su propia vulnerabilidad; para desahogarse, para soltar, para obtener un refugio personal en su interior.
Cuando la tristeza es mantenida en el tiempo puede experimentarse la melancolía, muy cercano a la depresión, transformándose así en un estado de ánimo. Cuando es extrema la tristeza y mantenida en el tiempo, y afecta las rutinas y las relaciones, se debe atender por un profesional de la salud.
El miedo
En el cuerpo se expresa con una disminución de la temperatura periférica ya que la sangre se traslada a los órganos vitales del cuerpo. En el miedo hay un aumento en el estado de alerta, donde el cuerpo toma ciertas precauciones. La musculatura es contraída. La respiración es por boca, en apnea, con baja oxigenación cerebral. Los párpados y la boca de abren. La disposición corporal es hacia atrás, de forma preventiva, en posición de huida o en quietud frente a un estímulo que se considera amenazante.
Aparece cuando se experimenta una situación considerada como peligrosa o amenazante. El miedo ayuda a que las personas se cuiden y protejan, llama a evitar conductas riesgosas.
El miedo aparece cuando se cree que puede haber algún daño personal/social. Las emociones son respuestas adaptativas, si se percibe el peligro la respuesta puede ser la evitación o la huida para sobrevivir. Si la energía se transforma en “rabia”, generalmente las personas se defienden, y la disposición en este caso será al ataque.
La literatura habla que la emoción del miedo es “travestida” ya que una de sus características es que a veces se viste de otras emociones. El miedo es una emoción compleja, y para algunos autores, es la raíz de otras emociones que generalmente las personas frecuentan.
La alegría
En el cuerpo se expresa con una respiración amplia, movimientos ondulares y expansivos, musculatura hipotónica, temperatura templada; y cuando hay risa y carcajada aumenta el calor corporal. Los párpados se entrecierran, la comisura de los labios va hacia arriba, el cuerpo se percibe más liviano, como si se despegara del suelo.
La disposición corporal es hacia afuera, hacia el vínculo, el abrazo, la celebración; la disposición es a compartir con otros y otras, generar lazos, interactuar con el entorno. La alegría ayuda a reducir el estrés y a aumentar el optimismo.
Aparece cuando se tiene la necesidad de compartir y celebrar algún logro. Conecta con el disfrute y abre a la posibilidad de nuevas experiencias, nuevos aprendizajes. Hay personas que se avergüenzan de sentir alegría y esconden esta emoción para no ser percibidos como frívolos o eufóricos.
Todas las emociones tienen un potencial que se puede gestionar con ciertos grados de intensidad. En la familia de las emociones relacionadas a la alegría está el humor, la diversión, el entusiasmo y el optimismo.
¿Se pueden entrenar?
Es importante visitar todas las emociones y dejar que estas aparezcan para identificar sus luces y sus sombras ya que hablan de la propia experiencia en relación con el mundo que cada observador/a interpreta en el presente.
Susan Bloch, psicóloga e investigadora chilena, define las emociones como un estado funcional dinámico de todo el organismo gatillado por un estímulo interno o externo que implica simultáneamente la activación de un grupo de órganos efectores. Susan Bloch es creadora del método “el alba de las emociones” (alba Emoting) y diseñó una forma de modelar y expresar las emociones.
En el método la autora señala que, por medio de patrones respiratorio, faciales y posturales es posible identificar y entrenar las competencias emocionales y socioemocionales.
La invitación que hace este post es a profundizar en la experiencia emocional, y con ello ampliar la gama de recursos que se desprende al servicio del bienestar personal y social.
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